martes, 6 de enero de 2009

BREVE HISTORIA DE LA SOCIOLOGÍA V: KARL MARX Y LA ALIENACIÓN

La teoría de Karl Marx tiene gran importancia en el terreno de la Sociología porque ofrece una explicación basada en las fuerzas materiales y económicas a los diferentes problemas que ocurren en la sociedad. Graves problemas de las sociedades industrializadas (drogas, maltratos, inmigración, desigualdad...) pueden recibir una explicación desde la perspectiva marxista.
La alienación es uno de los conceptos principales que aparecen en la obra de Marx. Para Marx, el hombre es un ser natural. Lo propio del ser humano no es su espíritu o su alma, sino su materia, la materia que comparte con los demás seres de la naturaleza.
Además, el ser humano ha de relacionarse con la naturaleza, con su medio. Para transformarla, el ser humano tiene que trabajar. El trabajo, por tanto, forma parte de la esencia del ser humano. Es necesario para lograr su existencia.
A través del trabajo, los hombres humanizan la naturaleza. En primer lugar, porque la transforman haciéndola útil para el hombre. (Por ejemplo, una montaña que se transforma en una autovía). En segundo lugar, porque los hombres trabajan en colaboración unos con otros. El trabajo nos humaniza más porque permite la relación entre las personas. Esto significa también que, por su esencia, el ser humano no es un ser aislado, sino un ser genérico.
Sin embargo, a pesar de que el trabajo puede hacer las relaciones más humanas, a través del trabajo surgirá la alienación. La escasez de recursos provoca el enfrentamiento entre los hombres, provoca las luchas. Toda la historia de la Humanidad, dice Marx en el Manifiesto Comunista, ha sido una historia de lucha de clases.
Cuando unos hombres dominan sobre otros, el trabajo pasa a convertirse en un instrumento de esa dominación. El trabajo deja de ser una forma de colaboración. Los hombres experimentan el fruto de su trabajo como algo extraño, algo que no les pertenece.
La alienación es un proceso creciente. Se ha vivido con la esclavitud, pero también y con más fuerza con la extensión del mercado: el trabajador ya no es dueño de su trabajo. Vende sus horas de trabajo, pero a cambio recibe menos dinero del que el empresario se embolsa por el fruto de su trabajo. Se ha generado un beneficio o plusvalía que pasa a manos de los empresarios.
Se produce una distancia cada vez mayor entre la burguesía y el proletariado.

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