domingo, 8 de marzo de 2009

BREVE HISTORIA DE LA SOCIOLOGÍA VII: MAX WEBER. EL ANÁLISIS DEL CAPITALISMO.


Cuestiones previas sobre Max Weber:
a. ¿Qué sabes sobre Max Weber?
b. ¿Qué entiendes por capitalismo? ¿Cuándo surge?
c. Max Weber cree que el cristianismo y, en concreto, el protestantismo provocó el nacimiento del capitalismo, ¿estás de acuerdo?
d. ¿Crees que hay alguna relación entre Iglesia y economía? Si has respondido afirmativamente, pon algún ejemplo.
e. ¿Consideras el trabajo como un fin o como un medio? ¿Por qué?
f. ¿Por qué motivos se ha obedecido al poder a lo largo de la historia?
g. Según Weber, el Estado posee “el monopolio legítimo de la violencia” ¿Qué crees que significa esta frase?

Max Weber es uno de los fundadores de la Sociología. A diferencia de Comte, no cree que la Sociología deba convertirse en una ciencia empírica, por el contrario cree que la Sociología es una ciencia humana que se basa más en la comprensión que en la explicación. No puede ofrecer unas leyes universales del comportamiento humano, ni puede confirmar que exista un progreso en las sociedades. Por otra parte, frente a Marx y a los marxistas, Max Weber rechaza la búsqueda dogmática de causas económicas a todos los fenómenos.
Max Weber cree que los hechos sociales tienen una regularidad, pero no cree que pueda encontrarse una ley universal para todos los fenómenos. Lo importante es comprender de qué manera los individuos que forman parte de un grupo comprenden e interpretan lo que les ocurre. Para comprender los hechos sociales es necesario reconstruir el sentido que los actores atribuyen a la acción que realizan. Por tanto, el método que utiliza otorga mayor importancia al individuo: se produce un desplazamiento desde la sociedad en general hacia el interés por el individuo.
Para que una acción sea social debe presentar dos características:
1ª Que se realice teniendo siempre en cuenta a otros. La acción ha de tener en cuenta a otras personas, aunque se realice en soledad o inconscientemente.
2ª Que las demás personas lo entiendan. Es necesario que la acción tenga un valor de símbolo para otros. No importa que sea aceptada o no.
En la Ética protestante y el espíritu del capitalismo, Max Weber intenta desvelar los motivos por los que ha surgido en Occidente el capitalismo. Cuando habla de capitalismo Weber se refiere a una organización racional del trabajo. Se trata de una organización racional que afecta tanto a los medios como a los modos de producción.
Él encuentra una importante relación entre la religión protestante y el capitalismo. La religión protestante y, sobre todo, el calvinismo considera que Dios es un ser trascendente, cuyos designios son desconocidos para el ser humano. Los seres humanos existen por voluntad de Dios y Dios asigna a cada cual su destino siguiendo criterios completamente inescrutables para las personas. Dios concede la gracia a los humanos, y éstos no pueden saber si sus obras o sus pensamientos permiten la salvación, ni pueden utilizar la confesión para salvarse.
Ante la angustia de no saber si nos salvaremos o no, Calvino propuso dos consejos para salvar el alma.
1º Se consideraba un deber creerse elegido y, rechazar, como propia del demonio la idea de la condenación. Este deber provoca una seguridad en sí mismo que es característica del hombre de negocios.
2º Para obtener esa confianza en sí mismo, se recomendó al creyente el trabajo profesional incesante. Éste trabajo le hacía sentirse instrumento de la voluntad divina y elegido de su gracia. La realización incesante del trabajo provocó que éste se realizara de un modo más metódico, más racional. El propio comportamiento se verá sometido a una racionalización constante.
El trabajo posibilitó el enriquecimiento, el cual era permitido siempre que no tuviera como finalidad el goce de las posesiones, sino honrar la gloria de Dios. Así, el hombre de negocios no podía gozar de sus riquezas pero sí acumularlas. El resultado fue la acumulación de riquezas que se invertía en nuevas fuerzas productivas.
Surgió, además, un tipo de empresario burgués que convencido de hallarse en estado de gracia y seguro de sí mismo, justificaba su enriquecimiento y la desigual repartición de bienes como obra de la providencia divina inescrutable.

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